sábado, 22 de junio de 2013

Una reliquia patrimonial frente a Bahía Golondrina

Los habitantes de Ushuaia y quienes la visitan al circular por la Av. Leandro N. Alem, que nace en la rotonda de salida hacia el sur de la ciudad camino al Parque Nacional Tierra del Fuego, acaso no conocen la historia de la casa más antigua de la Isla Grande. También al dirigirse al aeropuerto, puede verse sobre la margen derecha casi en la costa del Canal Beagle.


Se trata de una de las viviendas que albergó al personal del penal militar que se ubicaba en Caleta de los Misioneros (Santa Cruz) en la segunda mitad del siglo XIX, así llamada por la presencia de misioneros anglicanos de la Compañía Misionera del Atlántico Sur se habían instalado en las inmediaciones. En 1884 la expedición comandada por Augusto Laserre construye una subprefectura en Puerto San Juan (Isla de los Estados) y la cárcel militar donde son trasladados los condenados. En 1892 se traslada el penal a Puerto Cook, ubicado al norte de la isla. Podemos completar esta introducción mencionando que en 1902 se traslada definitivamente dicha cárcel a Ushuaia, precisamente sobre la Bahía Golondrina mientras de construía el famoso edificio del presidio, hoy Museo Marítimo de Ushuaia.
Esas instalaciones, barracas y las viviendas de madera y chapa fueron trasladadas siguiendo el destino de las sucesivas ubicaciones de la cárcel. Hoy se conserva sólo una de ellas y es preciso ponerla en valor y conservarla. 
Un relato del naturalista Roberto Dabbene, quien visitó  Puerto Cook a principios de 1902 -antes del traslado señalaba: “Puerto Cook es uno de los mejores fondeaderos de la isla, situado como está en el fondo de uno de los fiordos que cortan profundamente la costa, el cual forma una bahía de unos 800 mts de diámetro... El presidio se compone de un cuerpo de edificio de unos cuantos galpones de zinc y madera alineados sobre una estrecha explanada que se extiende a lo largo del muelle... Otros pequeños edificios sirven de habitación al gobernador y a los oficiales y soldados que forman el piquete de guarnición”. No hay duda que describía a esas viviendas.
En el año 2001 se realizaron gestiones conjuntas entre el Museo del Fin del Mundo, cuyo director era el Sr. Oscar Zanola, el Sr. Comandante del Area Naval Austral, por la titularidad de esas tierras de la Armada Argentina y el suscripto, realizándose relevamientos "in situ"  y diversos análisis de documentación y fotografías verificándose la autenticidad del edificio, a la par que se suscribió un acta por la cual se planteaba un compromiso institucional de eventual traslado y puesta en valor incluida su declaratoria como monumento.  
 

Esperamos que tan importante patrimonio y la historia que encierra, pueda ser recuperado y conservado para legarlo a las futuras generaciones como componente indiscutible de buena pate de la historia regional de esta zona austral.