viernes, 25 de octubre de 2013

IRREPARABLE PERDIDA DEL ANTIGUO FRIGORIFICO CAP DE RIO GRANDE

El dia de la fecha, 25 de octubre de 2013 no será olvidado por quienes nos sentimos comprometidos con el patrimonio arquitectónico. En horas de la mañana se produjo un incendio en las instalaciones que ocupara el antiguo frigorífico, paradigma de la explotación ganadera en Tierra del Fuego cuyo origen se remonta a 1917 cuando aún la ciudad de Rio Grande no existía.
Los pioneros de aquellos años, con apoyo del gobierno nacional, poblaron tierras que rápidamente y con mucho esfuerzo dedicaron a la cría de ganado ovino para producir lanas, carnes y cueros, producción que no sólo abastecería al país sino también para exportación.
Para la población de esa ciudad, el CAP fue un ícono del nacimiento y desarrollo del poblamiento del norte de la Isla de Tierra del Fuego. Desde la Municipalidad y Concejo Deliberante local y luego la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos se prestó atención a dichas instalaciones a través de declaatorias y gestiones tendientes a evaluar su recuperación. En los últimos años, su actual propietario Sr. Vargas impulsó la puesta en valor de un sector del completo rehabilitándolo como museo y espacio de actividades sociales y gastronómicas manteniendo los valores estéticos del bien. Había sido distinguido como monumento nacional por Decreto N° 064/99.
Esta lamentable noticia nos llena de tristeza porque cuando un bien histórico se pierde, es irrecuperable.

 
 

sábado, 12 de octubre de 2013

12 de Octubre - 129° aniversario de Ushuaia



Se conmemoran 129 años de la inauguración del edificio de la Subprefectura de Ushuaia y la primera vez que se izó el pabellón argentino en este lugar del confín del mundo. Augusto Laserre, comandante de la denominada "Expedición Argentina al Atlántico Sur" llegaba a estas cosas para instalar asentamientos navales y faros para ayudar a los navegantes y científicos que se dirigían a explorar el Polo Sur, la Antártida. El 25 de mayo de ese año había inaugurado la Subprefectura en Puerto San Juan y el famoso faro San Juan de Salvamento (conocido como el Faro del Fin del Mundo), en la Isla de los Estados. Durante esos años, nuestro país concretaba el asentamiento soberano en las tierras australes a partir del Tratado de Límites de 1881 con Chile. Años después vendría el Presidio y presos famosos (1902) y la historia conocida de llegada de inmigrantes y gente que llegaba para trabajar y buscar su lugar en el mundo. Yo lo hice en enero de 1980 procedente de Rio Gallegos donde residía (1977) cuando dejé mi La Plata natal.
Ushuaia, sobre las costas del Canal Beagle, hermosa y lejana, lugar codiciado por turistas y visitantes de todo el mundo, encierra una rica historia de audaces navegantes, exploradores, evangelizadores, buscadores de oro y  gente de trabajo que dieron sus mejores años en la esforzada vida de este bello sitio pasible de las duras inclemencias climáticas pero que reconforta con su bella naturaleza.
Una ciudad que nació para ayudar a los navegantes y socorrer a aquellos sobrevivientes de los innumerables naufragios que ocurrieron en la zona. Una ciudad que nació por solidaridad.
La foto es del espectáculo de fuegos artificiales realizado a las 0hs de anoche.
Feliz Cumpleaños, querida Ushuaia! 

viernes, 4 de octubre de 2013

100 AÑOS DE LA FAMILIA SALOMON EN USHUAIA


Don José Salomón, inmigrante procedente del Libano establecido originalmente en Punta Arenas (Chile), comienza actividades comerciales vinculadas con Ushuaia y en 1917 adquiere un antiguo edificio de chapa y madera para radicarse en la lejana villa austral, instalando un almacén de ramos generales y vivienda familiar. Fue uno de los más importantes negocios de ese tipo en la ciudad. Incluso, sus instalaciones sirvieron para albergar a pasajeros del buque turístico Monte Cervantes cuando en enero de 1930 naufragó en aguas del canal Beagle. Este almacén junto con unos pocos más, sirvió para vender provisiones no sólo a los habitantes de la pequeña población de esos años sino también proveyó al presidio local y también a los visitantes que llegaban a esta lejana zona austral.
El inmueble se encuentra ubicado sobre la Av. Maipú 737 (costanera) sobre un lote de 800 m2, con una superficie cubierta original de 430,25 m2.
El edificio presenta una fachada simétrica producto de la distribución de ambientes, comunicados entre sí, en los cuales se destinó a comercio el ala izquierda y a uso residencial el ala derecha. El sistema constructivo es el tradicional del patrimonio arquitectónico maderero, estructura en tirantes de lenga de la zona, pisos y cielorrasos machimbrados y muros de madera revestidos por empapelado. Dos frontis triangulares que incluyen cenefas ornamentadas, son coronados por pináculos de madera destacándose sendos rosetones octogonales cuya función era iluminar los desvanes den entretecho del edificio, recurso usual en estas construcciones. Las puertas exteriores son de son de dos hojas vidriadas y las ventanas también de madera, contienen paños de vidrio repartido. En el interior del almacén aún se notan huellas del incendio que sufrió en la década del 60, no obstante funcionó como tal hasta 1970. Luego permaneció cerrado y mudo pero en pie.
 
Una acertada decisión de la propietaria del viejo edificio posibilitó la locación del mismo por el Sr. Enrique Chasco, profesional y empresario local comprometido con la defensa del acervo histórico, quien encaró desde fines de 2005 y por un año de acción sin pausas la puesta en valor del antiguo almacén y su recuperación al uso comercial, recreando su antigua función transformada en bar y panadería incorporando en el sector que ocupaba la vivienda un comercio de alta costura, ambos atendidos por el matrimonio de locatarios.
            La obra estuvo a cargo del estudio del arq. Aníbal González Paz principalmente en el sector de ampliación del contrafrente y mejoramiento de patios interiores. Se incorporó un salón de panadería con mesas de trabajo, hornos y demás instalaciones (5,60x6,80), cámara frigorífica (3,30x5,50), sanitarios para público y personal, sala de máquinas y depósito con un total de 95 m2. Se refuncionalizó la vieja carnicería y depósito como actual cocina (4,40x3,20) y sector de lavado de vajilla (3,30x3,20). Un sector intermedio totalmente destruído se transformó en bodega (6,50x6,50) con barricas y cata de vinos. Dos  pequeñas salitas internas se transformaron en un pequeño museo donde se exhiben libros notariales del viejo almacén, fotos, planos y elementos familiares. El patio interno cubierto, originalmente abierto, se reacondicionó para su uso como expansión o alternativa del salón principal. Cuenta con hermosas vistas al jardín interior y gran luminosidad. Todavía no se intervino en la vieja cocina y el garaje, dejando para más adelante su tratamiento. El almacén mantuvo su fisonomía original, habiéndose consolidado cielorrasos y pisos. Se incorporaron mostradores y un sector de café al fondo aprovechando muebles existentes. Todos los trabajos en madera y detalles de ebanistería del sector antiguo fueron responsabilidad del artesano francés David Dumond, quien en la actualidad es responsable de la panadería y repostería.
 El sector de tienda funciona en salones que mantuvieron sus dimensiones y características originales, a los que se les incorporaron probadores, muebles y objetos antiguos. Los muros fueron empapelados y las carpinterías pulidas y nuevamente barnizadas. En general, se verifica un marcado respeto por la autenticidad de los materiales y la originalidad del bien patrimonial.

                                                                                                 



 
 
 
 
 
 
Finalmente en horas del mediodía del 6 de octubre de 2006, en un emocionante momento en presencia de integrantes de la familia Salomón,  antiguos pobladores , invitados especiales recibidos por el titular del comercio, el “almacén de ramos generales” y el local contiguo de la tienda de alta costura a cargo de Lilian, su mujer,  se reabrieron las puertas e inauguró este singular y elogiable emprendimiento. Chasco afirmaba en ese momento: “Los trabajos parecían no tener fin, rasqueteando paredes y pisos, recuperando cada parte de la construcción en un trabajo artesanal que se realizó con un cariño especial. En momentos, venían a mi memoria historias de las que seguramente se vivieron bajo este techo, también se encontraron gran cantidad de documentos comerciales de la época… Creo que este esfuerzo trata de devolverle a la ciudad todo lo que me dio en estos 25 años cuando llegué aquí”. Hoy, luce restaurado y ambientado en la nostalgia pero sin descuidar las instalaciones que requiere un comercio en la actualidad.
Vecinos y turistas se mezclan comprando el pan, las facturas o tomando un café, compartiendo historias y dando pie a la imaginación.